Anastasia sufre desde pequeña una rara enfermedad mental llamada miercolitis.
Da igual el día de la semana que sea, Anastasia cree vivir siempre en Miércoles. Se levanta cada mañana pensando cómo va a afrontar el nuevo miércoles, y, cómo todo el mundo, a veces logra tener miércoles mejores y otras veces peores.
La vida de Anastasia cambió el día que conoció a Mauricio, un hombre que sufre de sabaditis aguda. Anastasia y Mauricio se conocieron como se suelen conocer las parejas hoy en día, a través de internet. Hablaban a menudo de sus cosas, como hacen los enamorados, se contaban anécdotas, pensamientos, intenciones...Intercambiaban piropos, canciones, corazones y fantasías. Y aunque su relación iba viento en popa a toda vela nunca lograron verse. Mauricio propuso quedar el siguiente sábado en el tercer banco del parque. Pero por más que Anastasia esperó y esperó, ansiando el sábado en que conocería a su amado, este nunca llegó. Anastasia siempre tenía la sensación de que quedaban tres días para el sábado.
Muchos años después alguien le preguntaría a Mauricio porqué seguía yendo cada día a sentarse al tercer banco del parque, a lo que Mauricio contestaría "He quedado hoy aquí, voy a conocer a la mujer de mi vida"
Da igual el día de la semana que sea, Anastasia cree vivir siempre en Miércoles. Se levanta cada mañana pensando cómo va a afrontar el nuevo miércoles, y, cómo todo el mundo, a veces logra tener miércoles mejores y otras veces peores.
La vida de Anastasia cambió el día que conoció a Mauricio, un hombre que sufre de sabaditis aguda. Anastasia y Mauricio se conocieron como se suelen conocer las parejas hoy en día, a través de internet. Hablaban a menudo de sus cosas, como hacen los enamorados, se contaban anécdotas, pensamientos, intenciones...Intercambiaban piropos, canciones, corazones y fantasías. Y aunque su relación iba viento en popa a toda vela nunca lograron verse. Mauricio propuso quedar el siguiente sábado en el tercer banco del parque. Pero por más que Anastasia esperó y esperó, ansiando el sábado en que conocería a su amado, este nunca llegó. Anastasia siempre tenía la sensación de que quedaban tres días para el sábado.
Muchos años después alguien le preguntaría a Mauricio porqué seguía yendo cada día a sentarse al tercer banco del parque, a lo que Mauricio contestaría "He quedado hoy aquí, voy a conocer a la mujer de mi vida"
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